Messerschmitt Me 262 "Clear Edition"
Tamiya, 1/48


por Raúl Corral

me 262 portada

“Una maqueta im-presionante”

El Messerschmitt 262 abrió el comienzo de una nueva era cuando entró en combate en 1.944. Más rápido y potente que cualquier caza aliado disponía de una tecnología años luz por delante de la utilizada por sus enemigos. Sin embargo su entrada en combate no supuso ningún cambio en una guerra ya claramente decantada en 1.944 hacia los aliados. En realidad, como el propio as alemán General Adolf Galland decía en una entrevista en los años ochenta “la guerra ya estaba perdida mucho antes de haber empezado”. La esperanza de vida de pilotos novatos de caza en la Luftwaffe en 1.945 era de una misión y la mayoría de los veteranos no les apoyaban ya que estaban demasiado ocupados tratando de alcanzar los 100 o los 200 derribos antes de que acabase la guerra.

En cualquier caso el 262 fue un auténtico terror para los primeros pilotos aliados que se encontraron con él. Su armamento era mortífero: cuatro cañones de 30 mm, uno de cuyos impactos bastaba para destrozar en el aire a un B-17. Por si esto fuera poco, en los últimos meses de la guerra iban equipados los ME 262 con 24 cohetes aire-aire R4M “Orkan” (Tornado) ¡de 55 mm! que se emplearon por primera vez el 18 de Marzo de 1.945 con resultados devastadores, derribando los bombarderos cuatrimotores aliados fuera incluso del alcance de las ametralladoras defensivas de estos.

La maqueta

Ya al abrir la caja a uno le faltan palabras para describir el contenido. Es interminable la cantidad de piezas, opciones, accesorios... que vienen en ella. Las partes transparentes añaden atractivo. En general Tamiya ofrece una vez más un plástico de altísima calidad con un nivel de detalle general sobresaliente. Las calcas, tradicionalmente gruesas, ofrecen esta vez un gran acabado. Y en cuanto se lee el manual de instrucciones ya sólo le queda a uno la obsesión de empezar a montar las partes interiores lo antes posible.

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Manos a la obra...

Montaje y pintura de las partes interiores

Tal y cómo indican las instrucciones de Tamiya empezamos montando y pintando por separado todas y cada una de la partes interiores que luego se verán a través de los transparentes. Básicamente uso siempre un color de base acrílico y luego mezclando con algo de blanco doy unas pasadas con aerógrafo por zonas interiores dejando los bordes y laterales con el color original. En algunas piezas fue necesario el uso de pincel seco con colores de Revell o Humbrol para resaltar detalles (con un color plata mezclado con blanco mate o bien con un color gris muy claro, depende de qué queramos resaltar). Al final puse todas las piezas juntas para darme una impresión general de todo el conjunto.

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Para el panel de mandos no me compliqué la vida y usé las calcas o decals que vienen en la caja. No quedaron muy mal la verdad. No les di más que una pasada rápida de barniz mate de Humbrol a los relojes porque así quedarían algo brillantes, como simulando tener cristal.

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Los depósitos de combustible (una de las partes interiores que más va a resaltar desde afuera) fueron cuidadosamente pintados, sin darles mucho desgaste o suciedad. Primero una mano de Gunze Sangyo “Tire Black” y luego unas pasadas por zonas selectas con este mismo tono mezclado con blanco darán una sensación de profundidad al conjunto. Después de unas 24 horas, enmascarando las zonas que seguirán con el tono oscuro base, pintamos ligeramente - sin cubrirlo todo - las partes amarillas con el aerógrafo (RLM 04 de Gunze Sangyo va muy bien). Los manguitos y las bocas de alimentación van en aluminio mate de Tamiya.

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Mismo procedimiento repetí para todo lo demás. Con pinturas de Humbrol se pintaron al final algunos finos detalles (como siempre con ayuda de una aguja de coser, de las corrientes).

Los cañones se pintaron en negro y luego dí unas pasadas a pincel seco con plata+blanco mate de Humbrol. La parte metálica delantera (que hace de contrapeso y mantiene al avión en horizontal una vez construido) la pinté con aerógrafo usando pinturas acrílicas de Tamiya (Aluminio mezclado con negro mate, como color base, y unas pasadas del mismo tono con algo más de aluminio, por las zonas centrales).

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Aquí y allí pinté algunos pequeños detalles en amarillo, gris, negro, rojo... usando siempre pinturas de Humbrol, que son más compactas y se aplican perfectamente con una aguja sobre todos los detalles, da igual lo pequeños que sean.

Para la parte interior de las alas que se va a ver desde el tren de aterrizaje, usé tal y como viene en las
instrucciones de Tamiya, un color plateado. De nuevo un aluminio mezclado con negro mate, como color base, y unas pasadas del mismo tono con algo más de aluminio, por las zonas centrales.

Con pincel seco se resaltan todos los salientes. Al igual que antes usé colores de Humbrol para pintar algún que otro detalle como cables y refuerzos, usando una vez más una aguja de coser normal.

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Los motores

Los motores son casi una maqueta a parte. El montaje es sencillo pero el proceso de pintura requiere mucha atención.

Para darles vida apliqué distintas tonalidades de colores metálicos (siguiendo instrucciones del fabricante). La parte frontal en aluminio mate de Tamiya (acrílico). El resto de los colores son de Humbrol: oro metálico (número de referencia 16), gris oscuro mezclado con aluminio (56), negro mezclado con un poco de metal plata (11) y la parte trasera en aluminio (56) mezclado con algo de rojo. Para el carrillo usé un gris oscuro nada más.

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Tras dejar secar todo un par de días (más vale pecar por mucho que por poco, ya que algunas veces al hacer lavados se puede levantar el color base) le dí a todo el conjunto unos lavados de negro mate de Humbrol muy diluído en disolvente de Revell. Así se consigue que el color negro se quede depositado en zonas marcadas o simulando suciedad-uso. Si al hacer esto nos quedan demasiado negras algunas partes es que hemos puesto demasiado color negro. Aplicando el pincel mojado sólo con disolvente por estas zonas demasiado oscuras, corregiremos el efecto. En la foto se aprecian los motores una vez secos los lavados.

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Para añadir detalle decidí poner unos cables usando para ello alambre fino dorado que viene en muchas botellas de vino tinto como decoración. El por qué no lo hice antes de pintar los motores y hacer los lavados en negro es el siguiente: de haberlos puesto antes de pintar los tonos bases con el pincel, se habrían cubierto los cables con estos colores (además de con los lavados sucesivos) dando la impresión de venir “pegados” ya al plástico de la maqueta y quitando con ello realismo.

Por esta razón, una vez secos los lavados, me puse a la faena, y con un pegamento fuerte (un Superglue) y unas pinzas muy finas, empecé a poner los alambres por diversas partes de los motores (la verdad no seguí al pie de la letra las fotos de los reactores que tengo en los libros...).

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Como se puede apreciar, se ha ganado en realismo. Ahora sólo queda pintar estos cables con mucho cuidado de no pasarse y pintar partes del motor.

Seguro que sabéis ya que usé para pintar estos finos alambres... sí, mi aguja de coser favorita + colores de Humbrol (negro, blanco y amarillo). El resultado se ve en las siguientes fotos. Por cierto, también probé a pintar unos cables usando simplemente un trozo del mismo alambre fino de decoración de botella de vino con el que simulé el cableado (¡y fue muy bien!).

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Puestos ya a “cablearlo” todo puse también algunos cables en otros accesorios interiores que se iban a ver a través del plástico transparente una vez montada la maqueta.

Tras unas horas de secado, dí unas manos “al pincel seco” usando un gris muy claro de Humbrol, tomando un poco con un pincel fino, frotándolo luego en un trapo hasta que parezca que ya no pinta y pasándolo luego en muchas pasadas rápidas sobre los motores.

Así conseguiremos maquillar algo el efecto de suciedad/oscuridad que habíámos hecho con los lavados y además resaltar todos los detalles salientes. También con esta técnica saqué a la luz los detalles en el carrillo y simulé desgaste en algunas zonas.

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Listos ya los reactores hacemos una prueba de encaje con los plásticos transparentes de la maqueta mientras decidimos cuál de los dos será el “privilegiado” que quede en el carrillo:-)

Es hora de juntar todas las piezas (sin pegarlas aún)...

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¡El encaje es perfecto! Es la mejor maqueta que he tenido hasta ahora, pienso en ese momento, y me quedo ensimismado imaginando el camuflaje a pintar y las zonas que dejaré al descubierto...
ni por lo más remoto me imaginaba la tragedia que estaba a punto de ocurrirle a este Me 262...

Pintura (y tragedia...)

Después de pensar qué zonas voy a dejar pintadas, enmascaro todas aquellas que deben quedar al descubierto. Para enmascarar usé papel adhesivo de Revell además de Tamiya Tape.

Lo primero como siempre es dar una mano con el aerógrafo por todas las lineas de paneles y bordes del avión. Usé para ello un Gunze Sangyo (acrílico) negro mate.

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Luego comenzamos con los tonos del camuflaje: con Gunze Sangyo RLM 76 “blanco-azulado” pintamos las partes laterales e inferiores del Me 262. Es importante pasar el aerógrafo cerca de la superficie a pintar, intentando cubrirla sólo ligeramente, dejando a la luz tonalidades del color negro en todas las líneas de paneles.

Luego, usando el color acrílico de Gunze Sangyo RLM 83 (verde oscuro) doy una mano con aerógrafo por las partes superiores, imitando el camuflaje de referencia que he tomado (un Me 262 de la unidad de bombardeo KG 54, una vez convertida ya a una unidad de caza la final de la guerra).

Sin para un minuto mezclo un poco de blanco con el tono verdoso RLM 83 y doy unas pasadas ligeras con el aerógrafo, como siempre por las zonas interiores de los paneles. Así ganamos una sensación de profundidad y desgaste, eliminando la monotonía de tener un mismo color por toda el área superior.

Así nos queda una vez acabados:

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Por cierto, con los motores seguí los mismos pasos de pintura.

Tras dejar secar todo una noche, al día siguiente dí a la maqueta una mano de barniz brillante de Tamiya con el aerógrafo en preparación de las calcas o decals.

Tras unas 24 horas llegó el momento de poner las calcas con la ayuda de Micro Sol y Micro Set. Es una de las fases más importantes ya que las calcas suministradas para el Me 262 de la K(J)G 54 son vitales para conseguir un resultado positivo (irán cubriendo toda la cola y el fuselaje trasero).

Contrariamente a lo que en años pasados me había encontrado, las calcas son perfectas y finas. Se adaptan perfectamente a la superficie y dejan un acabado muy bueno.

Por un error mío con las tijeras, rompí un trozo de la banda azul-blanca identificativa de esta unidad. Como solución de emergencia no me quedó otra que hacerla a mano. Para ello enmascaré primero el área a pintar y apliqué con el aerógrafo un color acrílico blanco mate de Tamiya.

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Transcurridas 24 horas enmascaro de nuevo las áreas que se van a quedar en blanco y aerografío un Azul Navy de Tamiya mezclado con un poco de blanco mate de Tamiya también.

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Y ya está lista la banda de identificación...

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Empiezo a imaginarme cómo quedará todo una vez acabado. Los motores también están listos.

Y comienza la “movida”:

En las últimas fases de pintado escuché una pieza suelta en el interior del avión. Todas las partes transparentes las había pegado usando uno de esos pegamentos especiales que secan dejando cristal y no una masa amarilla o blanca, y que además se suponen no dañan las delicadas piezas transparentes (estos pegamentos son idóneos para pegar las cabinas). Pues bien, la pieza suelta resultó ser ¡el equipo de radio! (aquí lo veis en una foto anterior a la fase de pintura)

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Entré en pánico. El pegamento resultó no ser lo suficientemente fuerte como para sujetar la pieza durante todos los “meneos” hechos con el avión durante el aerografiado. La única opción que se me ocurrió fue hacer un pequeño agujero por debajo del fuselaje y colocar la pieza de nuevo en su sitio con ayuda de una aguja con algo de pegamento “normal” en su punta. Hice esto y la verdad llegué a pensar que funcionaría ya que logré colocar la radio en su sitio y pareció fijarse de nuevo.

Nada más lejos de la realidad. Se volvió a despegar con el primer “meneo”. Y no sólo eso... también el compás, la otra pieza con base amarilla que se ve a la izquierda de la radio en la foto superior ¡¡¡se me despegó!!!

Yo estaba ya a punto de terminar con mi paciencia. Las dos piezas bailaban sueltas por el fuselaje y no había forma de colocarlas en su posición. Como me dí cuenta de que el pegamento usado (por cierto era el Clearfix de Humbrol) no era lo suficientemente fuerte como para sujetar estas piezas, me dispuse a abrir ligeramente el fuselaje por su división media y ver si se podía arreglar todo este tinglado.

Y ocurrió... el ruido que escuché era inconfundible... me acababa de “cargar” una de las partes transparentes del fuselaje. Se acabó. Con el agujero previamente hecho y la rotura en uno de los lados todo era ya inservible. Lo sé, soy un MANAZAS.

Al final esto es lo que quedó del proyecto inicial:

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Como dice el refrán “no hay mal que por bien no venga”. Como mi cumpleaños andaba cerca pedí ya de antemano por internet un nuevo ME 262 de Tamiya “Clear Edition”. El precio fue muy bueno al pedirlo en una página web de USA y ser el precio en dólares (todo salió por unos de 45 euros). Así que en la parte segunda de todo este entramado espero poder solucionar todo y acabar por fin el elegante Me 262 como se merece. ¡¡¡Veremos lo que ocurre en la segunda parte!!!


Fotos y textos son copyright © 2011 de Raúl Corral